Su aspecto recuerda a las torres de los antiguos castillos medievales. Sus grandes ventanales dan hacia la avenida Almirante Brown y se funden en la vorágine del barrio de La Boca. Conocida como la “Torre del fantasma”, su fachada deja entrever el paso del tiempo y ha generado más de una discusión en relación al estilo al que pertenece. Para algunos corresponde al Art Noveau, y para otros, pertenece al Modernismo Catalán. Fue construida bajo las órdenes del arquitecto Guillermo Álvarez. Posee una cúpula que funciona como una especie de mirador cerrado.
Arropado por construcciones y bares modernos, el edificio acuna dentro de sí una leyenda. Allí vivía una bella pintora llamada Clementina. En una ocasión, un periodista fue a visitarla para hacerle una entrevista y tomó algunas fotos de sus obras. Cuando el periodista reveló las fotos encontró figuras de duendes emergiendo en los cuadros y entre los muebles. Intrigado por el hallazgo, volvió a buscar a Clementina para contarle sobre lo que había sucedido, pero ella se negó a recibirlo.
Poco tiempo después, los vecinos escucharon un disparo que provenía de la casa de la pintora. Cuando la policía llegó al lugar, no encontró rastros de ella. Nunca más se supo nada de Clementina.
Aunque pasó el tiempo, se cree que el fantasma de la joven aún merodea por las habitaciones de la torre.
“A ha habido gente que asegura haber escuchado ruidos, llantos y hasta incluso haber sentido su presencia”, cuenta un vecino.
Próximamente, la torre se convertirá en una galería de arte colectivo.
Cuando la lógica queda vencida ante lo sobrenatural, solo es cuestión de creer o reventar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario